lunes, 3 de noviembre de 2014

Fiebre de lassa: el virus mortal que quedó oculto por la crisis del ébola

Fiebre de lassa: el virus mortal que quedó oculto por la crisis del ébola



Hospital sanitario llevando a un enfermo
La fiebre de lassa tiene casi los mismos síntomas que el ébola.

La temporada alta para la fiebre de lassa en África Occidental está a punto de comenzar. Pero la fiebre hemorrágica viral ha quedado relegada en gran medida por la crisis del ébola, y trabajadores de salud advirtieron que puede que no tengan los recursos para hacer frente a la enfermedad si los casos aumentan.
A primera vista, los síntomas de lassa son idénticos a los del ébola. Puede provocar sangrado, vómitos y fiebre. Pero mientras que el ébola es un brote nuevo, la fiebre de lassa es una presencia constante. Todos los años se infectan entre 300.000 a 500.000 personas, matando a 20.000.
Todos los países más afectados por el ébola son el hogar de la fiebre de lassa. El viernes, Geraldine O'Hara de Médicos Sin Fronteras (MSF) dijo a la BBC que una de sus colegas había muerto de lassa a pesar de todos los esfuerzos para salvarla.
Nigeria también puede ser testigo de su primer brote de la temporada. Sólo unas semanas después de contener con éxito el ébola, medios nigerianos informaron de un brote de lassa en el estado de Oyo.


Personal sanitario
La fiebre de lassa es transmitida por las ratas y puede contagiarse entre humanos.

Hay una diferencia principal entre un brote de ébola y uno de lassa. El brote de lassa es causado por las ratas. Los roedores llevan la enfermedad a las casas y tiendas de alimentos, sobre todo en la estación seca que va desde noviembre a abril.
"Hemos tenido literalmente docenas de casos de fiebre de lassa que ya están en la parte oriental de Sierra Leona", dijo el profesor Robert Garry, de la Universidad de Tulane, que ha investigado esta fiebre en África Occidental durante una década.
Una vez que aparece la infección, la fiebre de lassa puede propagarse de persona a persona. No todo el que la contrae enferma gravemente, pero en algunos casos las tasas de mortalidad han alcanzado el 70%. Se transmite con menos facilidad que el ébola, pero sin embargo, los pacientes deben ser tratado en completo aislamiento.

Hospital abandonado

La contención de la fiebre de lassa era una tarea primordial en África occidental hasta que llegó el ébola. Fue en un laboratorio de lassa donde fue identificado el primer caso de ébola de Sierra Leona.
Sheik Umar Khan, jefe del programa de la fiebre de lassa en el Hospital Gubernamental de Kenema, estuvo una década construyendo un centro de tratamiento especializado. Murió de ébola en septiembre.
"Hemos perdido a nuestro médico de cabecera, seis de nuestras enfermeras y un técnico de laboratorio", dijo John Schieffelin de la Universidad de Tulane, quien trabajó en el hospital.
El pabellón para la fiebre de lassa de Kenema se vió inundado con pacientes de ébola. "Está esencialmente abandonado a excepción de la zona de tratamiento de ébola", dijo Schieffelin.


Sheik Umar Khan
El doctor Khan estaba especializado en fiebres hemorrágicas virales.

"Desastre Oculto"

Los trabajadores de salud que quedan en África Occidental ya están sobrecargados con casos de ébola. Algunos están preocupados de que casos de lassa puedan pasar inadvertidos y sin tratar.
"La atención se ha desplazado por completo de la fiebre de lassa al ébola. En muchos lugares, hay casos de fiebre de lassa que son considerados como casos de ébola", dijo Christian Happy, profesor de la Universidad Redentora en Nigeria. "En ese sentido, es una situación muy complicada para nosotros, especialmente en Liberia y en Sierra Leona".
"Esto es un desastre oculto", dijo Matthias Borchert en Liberia de la Escuela de Londres de Medicina Tropical y Enfermedades. "El sistema de salud en Liberia prácticamente sólo trata casos de ébola. Da igual que se trate de lassa, malaria o partos complicados. Es difícil encontrar ningún tipo de tratamiento".
La fiebre de lassa se puede tratar con un medicamento. La ribavirina se utiliza para ayudar a los pacientes a recuperarse pero es inútil para el ébola y sólo se da una vez se ha confirmado la fiebre. Las pruebas rápidas no están ampliamente disponibles y sin ellas sólo un laboratorio puede decir la diferencia entre un paciente de lassa y uno de ébola. Los retrasos en el tratamiento pueden ser fatales.


La ribavirina se utiliza para la fiebre de lassa pero es inútil para el ébola.

"Nuestro programa de lassa está gravemente comprometido", dijo Borchert. "Nuestro antropólogo se ve afectada por las advertencias del ministerio de Exteriores de Alemania contra todos los viajes a Guinea y Sierra Leona que no estén relacionados con el ébola".
"Nuestra epidemiólogo no puede llevar a cabo (pruebas de sueros sanguíneos) en la comunidad y nuestro biólogo tiene problemas atrapando ratas porque las comunidades sospechan que, de alguna manera, está relacionado con el ébola y niegan el acceso a las casas".

Alerta temprana

El trabajo sobre la fiebre de lassa sólo puede reanudar una vez que se supere la crisis del ébola. "Tenemos que conseguir poner fin al brote de ébola", dice el profesor Garry.
Se espera que a medida que los esfuerzos internacionales mejoren habrá menos presión sobre los equipos médicos dedicados a la fiebre de lassa. El que la mayoría de los pacientes de ébola estén siendo trasladados a centros de tratamiento nuevos permitirá a los antiguos pabellones de los hospitales como el de Kenema ser descontaminados y reconstruidos.


La ayuda internacional podría disminuir la presión sobre los equipos médicos para la fiebre de lassa.

Los sistemas de alerta temprana para las fiebres hemorrágicas pueden también ser restablecidos y mejorados después de la crisis. "Estoy seguro de que con la epidemia de ébola, los países van a estar más preparados, los países van a estar más alerta", dijo Happi.
Pero incluso cuando el brote de ébola haya terminado, la enfermedad tiene una consecuencia inquietante para los médicos.
"En el futuro, y de forma permanente, tendremos que estar alerta para ambas enfermedades", dijo Garry.
Antes de la crisis, cuando un paciente entraba en una clínica había un conjunto claro de síntomas que apuntaban a la fiebre de lassa.
Ahora podría ser ébola.

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