domingo, 2 de junio de 2013

Cómo Identificar a los Falsos Predicadores (John Osteen)

Identificando a los 
Falsos Predicadores


Por John Osteen 

La Biblia llama «obispo» al pastor, que significa «uno que supervisa». Pastorear es «guardar, alimentar, «guiar, dirigir, cuidar, ser responsable por».

Necesitamos buenos pastores, conscientes de las necesidades de su rebaño, que defiendan a sus ovejas y las rescaten de manos del enemigo.

Sin pastor, las ovejas deberían estar siempre vigilantes, cuidándose a sí mismas. No tendrían tiempo de pastar o de descansar junto a las aguas de reposo. Temerían a los lobos, osos y leones que pudieran asaltarías de repente y devorarlas. Pero la oveja sabe que su pastor la ama y la cuida. No teme ni necesita guardarse a si mismas. No tendrían tiempo de pastar o descansar junto a las aguas de reposo. Temerían a los lobos, osos y leones que pudieran asaltarlas de repente y devorarlas.

Cuando el pastor ve que su rebaño comienza a desviarse, lo guía de vuelta a la seguridad. Si ve a una de sus ovejas alejarse del rebaño, va y trata de hacerla regresar. La oveja puede no entender el rol del pastor y molestarse. Pero él la protege.

En estos días, Satanás está desplegando todas sus fuerzas para tratar de engañar y desviar a los verdaderos creyentes. Hay muchos falsos profetas y profetisas intentando guiar al pueblo de Dios fuera de la verdad.

En el futuro próximo vamos a ver manifestaciones sobrenaturales como nunca hemos visto antes. Dios está derramando su Espíritu sobre toda carne, y los dones del Espíritu Santo están en operación.

Pero, paralelamente, habrá manifestaciones de falsos profetas y falsos ministros dentro de las iglesias. La gente se engaña porque considera que todo lo sobrenatural viene de Dios. Piensan que sólo porque alguien dice: «Así dice el Señor,» lo que sigue es, indefectiblemente, palabra de Dios.

¿Cómo conocer la diferencia? ¿Cómo saber si una persona es un falso profeta enviado por Satanás?

Quiero puntualizar siete formas de detectar a estos engañadores y distinguirlos dé los verdaderos ministros de Dios.

1. El falso profeta generalmente, se presenta como ángel de luz, y declara tener una revelación especial de Dios (2a. Corintios 11:13-15)

«Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.»

«Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.»

Cuando los falsos ministros llegan a una iglesia sana, declaran tener una revelación de Dios nueva y más profunda, que los demás no tienen. A veces dicen a las ovejas que su pastor no es «espiritual», y que por eso no «entiende». Esta es una señal segura del falso ministro. Aparece como mensajero de luz, pero es un ministro de Satanás.

Cierta vez, una mujer de nuestra iglesia vino y me dijo: «Hermano, Dios me ha dado una revelación tan grande que ni siquiera usted va a poder creerla.»

La miré directo a los ojos, y respondí: «¡Eso es una mentira! No es de Dios, sino del diablo, porque Dios sabe que yo creeré todo lo que su Palabra me revele.»

Quedó tan sacudida por mi respuesta, que bajó la defensa y pude ayudarla a ver la realidad.

La revelación debe ser probada por la palabra de Dios. Se debe tener cuidado de las doctrinas que tuercen las Escrituras o ponen todo el énfasis sobre una porción.

Unos años atrás, algunas personas vieron una nueva revelación y comenzaron a reprender demonios todo día y por todos lados, haciendo vomitar los malos espíritus. Algunos veían demonios detrás de cada árbol, sobre las piernas de la gente y detrás de cada situación. Hablaban con los demonios y los demonios les contestaban. Pero no era de Dios. No hemos sido llamados a hablar con los demonios, sino a echarlos fuera.

Cuando los grupos de hogar se reúnen, deben tener cuidado de los énfasis desbalanceados y de aquéllos que piensan que tienen una nueva luz que los líderes de la iglesia no comparten, porque eso se convertirá en un punto de rebelión.

2) Los falsos ministros generalmente atacan a los líderes de la iglesia local.

Lo primero que hacen al llegar es tratar de convencer a la congregación de que sus ancianos y pastores no tienen la luz y el conocimiento bíblico que ellos han alcanzado. Critican, condenan con astucia, solapadamente, al pastor o a aquéllos que están en autoridad.

La Biblia es muy clara cuando señala que los creyentes deben someterse a la autoridad de aquéllos que velan por sus almas. Porque Dios ha puesto a esos dirigentes y les ha dado la visión y el amor para proteger y cuidar el rebaño (Ef. 4:11-13).

Varios años atrás, vino un hombre a nuestra ciudad. Era uno de aquéllos de quienes habla Pablo en 2a. Timoteo 3:6-7:

“Porque estos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad."

El enseñaba toda clase de falsas doctrinas, y al poco tiempo había reunido un grupo de mujeres que lo creían un profeta. Algunas de ellas eran buenas mujeres, pero estaban engañadas. Todas fueron detrás de lo que parecía una gran unción de Dios.

La finalidad del engaño de este hombre era que las mujeres vendieran sus casas, le dieran dinero, y se mudaran todos juntos a una comunidad que él comenzaría en otro lugar bajo su ungido ministerio.

Yo vi lo que estaba ocurriendo, y traté de aconsejar a una de estas señoras, que era miembro de mi congregación, pero no tomó mi advertencia seriamente.

Después de un tiempo, el Señor me envió a liberarla de las garras del oso. Reprendí al diablo y le compartí algunas de estas verdades.

Cuando volvió en sí, me dijo: «No sé qué fue lo que me pasó. ¡Gracias a Dios, hermano, que usted se preocupó lo suficiente como para rescatarme!»

Para eso están los pastores, para rescatar a las ovejas. Es parte de nuestra responsabilidad espiritual.

3) El falso ministro generalmente tiene un mensaje de condenación, destrucción y muerte.

Si yo hubiera muerto todas las veces que alguien lo profetizó, ya habríamos tenido cantidad de funerales. Porque cuando los falsos profetas y ministros engañadores vienen y yo los resisto cara a cara, firmemente, comienzan a profetizar mi condenación. Su mensaje es más o menos el siguiente: «Yo pronuncio sobre ti juicio de parte del Altísimo. Así dice el Señor: ¡Ciertamente morirás!»

Yo les respondo: «Eso no es verdad. Tu estás engañado». Luego reprendo a las fuerzas del demonio en ellos, los hago dar media vuelta, y los despido para que salgan de mi congregación.

Recuerdo a cierto «colega» que vino a nuestra iglesia hace varios años.

Trató de tener ingerencia en las reuniones, pero no le di lugar. Finalmente vino a mí y me dijo: «¡Yo soy un profeta para las naciones! Así dice el Señor: ¡Ciertamente morirás antes de que este edificio quede terminado!»

Yo le respondí: «¡Tú no eres un profeta para las naciones, ni un profeta para nadie! Apenas un pobre individuo engañado, por quien Cristo murió, pero el diablo te ha tomado. Yo no voy a morir. Viviré porque con larga vida El me satisface y me muestra su salvación.»

Finalicé aquel edificio, otro más, y hasta un tercero, ¡y aún sigo con vida!

Los falsos profetas y maestros a menudo tienen mensajes de destrucción y condenación para aquéllos que los resisten.

No entienden el rol del profeta en el Nuevo Testamento. Piensan en el rol del profeta del Antiguo Testamento, enviado para llevar a la gente un mensaje de juicio y destrucción. Pero hay una gran diferencia. El don de profecía en el Nuevo Testamento es para exhortar, edificar y consolar a los individuos (ver la. Cor. 14:3).

4) Los falsos profetas suelen declarar que han sido enviados por Dios como mensajeros especiales y generalmente vienen de un lugar distante.

No todos los falsos ministros vienen de lugares distantes, pero la mayoría de ellos declara enfáticamente: «Dios Todopoderoso me envió con un mensaje.»

Cuando esto ocurre, es preciso saber discernir con respecto a las palabras y a la vida del pretendido profeta o maestro. A menudo, su hogar está dividido porque su cónyuge no acepta el mensaje que ellos tienen. Trabajan para ganarse la simpatía y el apoyo de algún reducido grupo dentro de la iglesia, al que luego usan como plataforma para extender su falsa enseñanza o levantar su propia persona.

Es preciso también tener cuidado con aquéllos que no trabajan o no duran en ningún empleo.

Agregaré una palabra de advertencia acerca del dinero. Usualmente los falsos ministros hablan mucho de dinero. Enseñan y profetizan que usted les tiene que dar dinero, abrir su hogar a ellos, o darles ofrendas especiales. Tratan de usar a las personas para recibir el dinero que Dios no les ha permitido tener.

5) Los falsos ministros generalmente tienen un espíritu rebelde:

No reciben la enseñanza ni la corrección. No reconocen autoridad sobre ellos.

Dios ha delegado autoridad en la Iglesia. Pero los falsos maestros tienen un espíritu tan rebelde que no admiten que nadie los corrija ni les diga lo que tienen que hacer. Suelen declarar que sólo se sujetan al Espíritu Santo.

Piensan que tienen un mensaje para la congregación y lo quieren imponer. No reconocen autoridad. No vienen con humildad. El pastor es la puerta de las ovejas. Pero estos son salteadores que no vienen con el espíritu de Cristo. Dios me ha llamado a ser pastor. El Espíritu Santo me ha puesto sobre la congregación. Para poder cumplir con mi responsabilidad me ha delegado autoridad sobre el rebaño. Pero estos ministros de Satanás no me reconocen autoridad para dirigir las reuniones y la enseñanza. A veces, para poder continuar con el orden de la reunión, he tenido que hacer echar a estos pretendidos profetas.

En nuestra congregación enseñamos a la gente a que se ponga de pie si tiene un mensaje de profecía o alguna revelación. Si, habiendo dado lugar para que alguien exprese una palabra a la congregación, descubro que su mensaje está fuera de contexto con respecto a la palabra de Dios, lo detengo en el mismo momento. No le permito continuar. Sin embargo, soy muy tolerante cuando se trata de una persona que es nueva en la fe, y la instruyo.

Quien es un bebé cristiano aprende bajo la cobertura de la Iglesia, pero el ministro de Satanás no reconoce autoridad. Nadie le puede decir lo que tiene que hacer. No se trata de un bebé cometiendo errores; él se cree «un enviado de Dios» y entonces impone su mensaje a la iglesia. Cuando no se le permite tomar la palabra públicamente, busca alguna familia de la congregación o algunos individuos que escuchen su doctrina, su nueva luz, y la apoyen.

Estos hermanos lo consideran una persona ungida, y el falso profeta los usa para ganar espacio dentro de la iglesia. Aprenda a reconocer a estos ministros de Satanás, y sea firme al expulsarlos de la congregación si no se sujetan al ministerio de la iglesia.

6) En los falsos ministros y engañadores se ve lo sobrenatural sin el fruto del Espíritu.

Muchas cosas sobrenaturales y milagrosas ocurren en el mundo actualmente, y no por ello provienen de Dios. «Porque no estamos luchando contra sangre y carne — contendiendo sólo con oponentes físicos— sino contra principados, contra poderes, contra los espíritus que gobiernan las tinieblas de este día, contra las fuerzas espirituales de maldad en la esfera sobrenatural» (Ef. 6:12, amplificada).

El que una persona haga suceder cosas sobrenaturales cuando su vida no muestra el fruto del Espíritu, es evidencia segura de que se trata de un falso ministro.

Jesús dijo: «Por sus frutos los conoceréis» (Mt. 7:15-20). No podernos distinguir lo malo de lo bueno por milagros, por prodigios o por palabras, sino por los frutos. Debemos estar alertas. Satanás mismo se transforma en ángel de luz, y sus ministros se disfrazan de ministros de justicia. Pueden obrar toda clase de milagros y maravillas para engañar a la gente.

¿Quiere usted saber si alguien es un falso maestro? Simplemente considere sus frutos, su carácter, su generosidad, su familia, lo que produce su enseñanza en la vida de sus seguidores. Puede tener una personalidad atrayente y una actitud aparentemente humilde y espiritual a causa del halo místico que lo envuelve. Pero su fruto es confusión, discordia, división y destrucción. Cuando finalmente deja la congregación, el pastor tiene que recoger los pedazos de la gente destrozada, llorar con ellos, traerlos nuevamente a la palabra de Dios, vendar sus heridas, y volverlos al camino de la cruz de Cristo.

7) Los falsos ministros no tienen raíces espirituales; no tienen lazos fuertes con nadie; no hay pastor que los conozca en profundidad, a nadie están sujetos ni dan cuenta o piden consejo. Su reputación no puede ser verificada.

Cuando los falsos maestros y ministros llegan a una congregación y se les pregunta: «¿Qué iglesia lo respalda?», «¿quién es su pastor?», «¿con quién ha estado relacionado estos últimos años que pueda recomendar su ministerio?», no tienen respuesta, Ni siquiera desean que se llame a su pueblo o a la iglesia de donde provienen. Por todos lados han dejado un tendal de discordias, problemas y corazones heridos.

Usted se preguntará: ¿Cómo puedo manejar la situación cuando noto que una persona está siendo usada por el enemigo?

Seis sugerencias para obreros de la iglesia acerca de cómo manejar a este tipo de personas.

1. Ore mucho cuando advierta que está frente a un ministro de Satanás dentro de su congregación y la gente comienza a apegarse a él o ella. Busque a Dios. Ore para que el Señor proteja a la congregación y saque a la luz lo que verdaderamente hay en esa persona y sus doctrinas.

2. Recuerde que la batalla es espiritual. Usted no lucha contra carne y sangre, sino contra fuerzas satánicas. Reclame la sangre de Cristo para ser guardado y revise su armadura.

3 Informe a su pastor acerca de lo que usted piensa y siente con respecto a esa persona. Requiera su consejo y opinión.

4. Dependa completamente del Espíritu Santo. Confíe en Dios para que El manifieste los dones del Espíritu Santo en su vida y le imparta sabiduría para manejar la situación.

5. Ame y cuide a la persona o personas de su congregación que hayan sido engañadas, aún cuando se hayan vuelto totalmente en contra del ministerio de la iglesia. Recuerde que son sus hermanos y no sus enemigos. Usted debe luchar contra las fuerzas de las tinieblas que los han engañado.

6. Resista con firmeza a Satanás. No sea soberbio, pero sí firme en el poder y fuerza del Espíritu Santo. Proteja al rebaño a toda costa. Atrévase a ser un fiel siervo de Dios. No permita que Satanás ni sus ministros siembren discordias en su congregación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario